El templo masónico y su conexión con la bóveda celeste

  • Ago, 13, 2025
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Las escuelas iniciáticas de la antigüedad, centro de formación espiritual y filosófica de la época, entregan ciertas respuestas a esta interrogante. Ellas transmiten el conocimiento de manera simbólica, ritual y selectiva. Funcionaban como guardianas de misterios que combinaban ciencia, arte, religión y astronomía, con una visión unificada del cosmos y del papel del humano en él.

Hablamos de la escuela egipcia con los Misterios de Isis y Osiris, donde el mito de Osiris interpretaba como la muerte y renacimiento del Sol. Encontramos los Misterios Eleusinos, inspirados en el mito de Deméter y Perséfone, pero con lecturas esotéricas sobre el ciclo de la vida, muerte y la regeneración cósmica. La Escuela Pitagórica, donde Pitágoras consideraba que todo se encuentra explicado por números y sus discípulos eran sometidos al silencio, instancia de purificación moral y estudios de las matemáticas, geometría y astronomía como puerta a la comprensión universal. La Academia Platónica, donde Platón describe el universo como un ser vivo dotado de alma, regido por leyes matemáticas, existiendo un simbolismo planetario y haciendo referencia a un Demiurgo organizando el caos en base a geometría perfecta y, las Escuelas herméticas de Alejandría, donde obtenían una síntesis cultural de muchas escuelas previas, interpretando el universo como organismo vivo, entregando conocimientos provenientes de hermes trismegisto a conocer los primeros principios herméticos el principio de correspondencia. (“como arriba, es abajo”).

La masonería, más reciente, recoge muchas de las enseñanzas y métodos de las escuelas previamente nombradas, pero se centra en un toque más operativo durante los primeros años de existencia operativa.

Los masones -como varios de mis lectores sabrán-, surgen en el gremio de los constructores, organismos de carácter cerrado con conocimientos técnicos y secretos profesionales transmitidos de maestro a aprendiz. En tal sentido fueron responsables de las grandes construcciones arquitectónicas europeas de la época. Conscientes del conocimiento de dichos secretos y misterios, los masones se paraban en el plano de lo sacro sobre lo profano.

“Primitivamente todo revestía un carácter sagrado; pero el arte de construir estaba más particularmente rodeado de un carácter divino. Los hombres que a él se dedicaban ejercían un sacerdocio. Eran sacerdotes a su manera. Tallando las piedras y arreglándolas para construir los edificios, creían rendir un culto a la divinidad. Toda construcción útil era santa, destruirla era un sacrilegio, y las más antiguas inscripciones amenazaban con la venganza divina al hombre impío que destruyera o atacara los monumentos.

Los constructores tenían una religión propia, enteramente basada en el arte de construir. El Universo era, a sus ojos, una inmensa cantera de construcción donde cada ser estaba llamado a contribuir con sus esfuerzos a la edificación de un monumento único. Figurábanse en un trabajo incesante, que no había comenzado jamás y no debía terminar nunca, pero que construía por todas partes, según las indicaciones de un mismo plan.

De ahí viene la idea de La Gran Obra, dedicada a la construcción de un Templo Ideal, cada vez más y más perfecto. De ahí el uso tradicional entre los Masones de Consagrar sus trabajos A∴ L∴ G∴ D∴ G∴ A∴ D∴ U∴” (Wirth)

Señalada ya la conexión de la masonería con el arte de la construcción y su conexion con el universo, es relevante el poder distinguir entre Templo y Logia. En el mundo profano ambos conceptos pueden  parecer como sinónimos, sin embargo, la masonería busca detenerse un segundo y nos llama a comprender la diferencia entre ambos. 

La palabra “templo” proviene del latín “templum”, que a su vez tiene raíces en la antigua tradición romana.

  • En la antigua Roma, un templum no solo era un edificio, sino un espacio sagrado delimitado en el cielo, reservado para la observación de augurios y la celebración de ceremonias religiosas.
  • Originalmente, el término se relacionaba con el acto de trazar un espacio delimitado y consagrado para contactar con lo divino, ya sea en la tierra o en el cielo.
  • El templum era delimitado por augures (sacerdotes) que trazaban en el firmamento una zona donde se interpretaban señales celestiales para guiar decisiones públicas y privadas.

La logia la podemos definir rudimentariamente como una organización de personas, reunidas en fraternidad con un método de trabajo simbólico y ritualístico, la cual puede constituirse en cualquier lugar. Por su parte, el templo masónico, es un espacio físico-simbólico, escenario para el trabajo ritual, en el cual puede haberse constituido una logia o no. En consecuencia, en palabras simples, la logia sería una entidad espiritual que puede existir inclusive sin templo físico, la cual se establece y se dedica a la formación moral, fraternal y filosófica de sus miembros. 

En tal sentido, queda a la vista que el templo masónico posee una conexión con el mundo material del Universo, donde existe el sol y la luna -entre otros símbolos-, viendo el orden de él como una manifestación del Gran Arquitecto del Universo o el principio creador y ordenador de todo.

En la era medieval el gremio de los picapedreros debía ir de lugar en lugar, debiendo en tal sentido, “trazar” sus símbolos en el suelo… La constitución de la Logia se efectúa mediante su trazado y la introducción de nosotros en ella misma. En tal sentido, mucho de los símbolos presentes en la constitución de la logia así como en el templo masónico en sí mismo se constituyen como en un modelo simbólico del universo, independientemente del Rito que se practique, siendo un aspecto en común los puntos cardinales:

  • ESTE
  • OESTE
  • NORTE
  • SUR

Este tema da para mucho, sin embargo, en relación a nuestras responsabilidades ya dependerá de cada uno de las partícipes de la masoneria el poder desentrañar y aprehender cada uno de los símbolos

  • Donde, la Orientación Este-Oeste: busca evocar el recorrido aparente de la luz solar recordandonos la relación entre la luz del conocimiento que nace por el Este(punto cardinal) u Oriente, representado por (…)
  • El Oeste(punto cardinal u Occidente) representa el final del día y el cierre de los trabajos y se encuentra representado por (…)
  • Orientación Norte-Sur, donde se distingue aquella columna del Norte donde se asocia a la oscuridad o ausencia de la luz solar, donde se sientan (…)
  • El Sur, donde simboliza la máxima luz y calor espiritual, donde el sol está en su cenit, donde se ubica el (…)

Además de los puntos, en la decoración el templo se hace presente el cielo estrellado, representando el firmamento y que la labor del iniciado es terrenal, pero a la vez universal.

El templo masónico está mucho más conectado al universo de lo que simbólicamente representa y es que un templo o universo no es nada si no se le da “alma”, o no se abre efectivamente la logia…Y es que cuando la logia está abierta, los símbolos cobran sentido. La logia es donde se desarrolla el LOGGOS, donde se interpreta el símbolo, donde se desarrolla la palabra. La logia representa el movimiento y es en la logia donde el templo cobra vida gracias a la aportaciones de cada uno. 

El Maestro de ceremonias es uno de los grandes partícipes en darle pulso, tal cual sangre del cuerpo humano, a la logia a fin de que todos sus componentes entren en un funcionamiento armónico y ordenado. 

En el camino simbólico del iniciado, siempre se parte del Occidente, que representa la realidad externa y la apariencia engañosa material que confunde nuestros sentidos. Para quien se queda en lo material, aquí termina todo, pues no busca nada más allá. Tal como La Alegoría de la Caverna de Platón sobre la condición humana y la búsqueda del conocimiento. La masonería y el movimiento universal, nos llama a trabajar en el tránsito del  prisioneros que solo conocen las sombras proyectadas en la pared de una caverna, tomándolas por la realidad, a través de la realidad sensible, a un ser más libre, descubriendo un mundo de luz y formas reales. 

Si bien la masonería entrega estos símbolos, es responsabilidad de cada uno de sus integrantes de observarlos, analizarlos e inclusive reinterpretarlos. Esta acción no es siempre inmediata, sino que demanda tiempo y luchar con esfuerzo. Y es que desde el primer segundo que hemos de interactuar con los símbolos nos performa, nos volvemos sujetos, pero también objetos de sí mismos. 

Se nos invita a observar, a decantar, aprehender de lo que nos ofrece el templo masónico y la logia en sí misma, como reflejo del interactuar del universo, tomando atención de los símbolos, movimientos, los hermanos, la fuerza de la voluntad, entre muchas otras y llevarlas al ejercicio intelectual, emocional y práctico donde nos desenvolvemos a nivel personal como en el mundo profano.

NOTA: Este trabajo ha sido reducido en profundidad y extension, evitando entregar aspectos iniciáticos.